enfrentate corriendo

a veces no alcanza y hay que correr
correr y correr
y dejemos que el otro sea el que aprenda.
que el miedo una vez resbale. la distancia sea la de la regla. Y la regla sea un renglón.
y si tampoco alcanza hay que correr
correr y correr.
y esperemos que nuestros actos sean interpretados bien.
Rezemos, porque el desorden no nos condene.
Y si nos vuelven a preguntar hay que correr
correr y correr.
Hasta el precipicio tenés que correr.
Si tus verdades no se escuchan, si tus hechos te vuelven mentira, si tus miradas no se ven y tus ropas no te visten, si tus palabras se usan en tu contra, entonces,
tenés que correr.
correr y correr.

y cuando te canses de correr,
cuando insististe en que el entorno te comprenda, en que el otro se siente a escucharte, cuando no puedas defiender tu caricia con golpes.
En ese instante de revolución,
decí -"pido", atate los cordones, respirá profundo y
a correr.