16 agosto 2006

Creación




y te entregué mi costilla. La desprendí, la saqué, vos naciste y eramos uno. Seguimos siendo uno por mucho tiempo; vos me diste tu oreja; compartimos los ojos, la respiración.
Se nos pasó de largo por algún motivo; pero el alma se quedó afuera.
Teníamos pensamiento y hacíamos cosas buenas; nos disfrutamos. Nos moldeamos como arcilla y jugamos a caminar juntos.
El alma sin compartir sufría y se mantuvo a un lado hasta que empezó a desesperarse.
Y se empezó a debilitar el ojo, la oreja y la respiración. Y cada vez dolía más y llegó al pensamiento.
Y muy cruelmente; asi como te la había dado; ahora te quitaba la costilla y te mataba.
Pero con recuerdo. Con tu recuerdo.